domingo, 12 de junio de 2016

Generalidades de la ética


     La ética y la moral como términos



     No es desconocido que la ética, se encuentra dentro de los temas contemporáneos por excelencia, es una disciplina que ha adquirido una importancia tal, que nadie teme habar de lo ético; de las personas, las situaciones y hasta las emociones que se comportan éticamente, pero, ¿esta esté adecuadamente utilizado? Al profundizar en la materia es fácil darse cuenta que el común de las personas está lejos de entender la dinámica del termino; termino que por otro lado no tiene nada de común y sencillo, por el contrario, está cargado de tal peso histórico que es incluso frecuente entre los intelectuales utilizarlo de manera inadecuada y prostituirlo en pro de la crítica y el prejuicio.

     Los diferentes autores parecen acercarse cada vez más a un consenso respecto a su significado, más no a su área de influencia. Para mí la ética es la disciplina encargada de estudiar el comportamiento moral del ser humano, o sea, que normas rigen su acción y por qué. Es una simplificación de común enseñanza en la secundaria, que sirve para diferenciarla de la moral, los principios, los valores, la voluntad y tantos otros términos que tiene que ver con el comportamiento humano, sus motivaciones y reglas.

     Como bien lo expresa la profesora Adela Cortina en su conferencia, el ser humano como especie “racional” es ineludiblemente moral y con esto da la pauta para la definición de un término que como salud (ver definición de la OMS) y sexualidad acompaña al ser humano a lo largo de toda su línea vital, es decir un ser humano en la cumbre de sus facultades mentales no puede ser amoral. La moral pues, son todos estos comportamientos derivados de las situaciones que nos merecen pensamiento y toma de decisiones; ergo decisiones que conllevan consecuencias proyectadas o no para el individuo pensante y su entorno.

     El ser humano entonces esta biológicamente diseñado para ser moral, este es un planteamiento con el que estoy de acuerdo integralmente, ya que es innegable la asociación que han hecho los avances en las neurociencias respecto a la caracterización del comportamiento humano. Siendo simplistas se puede afirmar que el sentido de moralidad se encuentra en todos nosotros fundamentado en los lóbulos frontales y en especial en el área de la corteza prefrontal de nuestros cerebros que evolutivamente es nuestra mas preciada adquisición, esto lo corroboramos desafortunadamente con las personas que sufren traumas graves en dicha zona (síndrome frontal) y su comportamiento posterior en el cual son: hostiles, no se someten a la norma social, familiar, ni de ningún tipo, dan brecha abierta a sus instintos más primitivos y en general, sin ánimo de ser ofensivo, podría decirse que su comportamiento involuciona al del animal primordial. Es entonces cuando se hace claro que para que una persona goce de su moralidad y por ende pueda reflexionar acerca de ella por medio de la ética, requiere de una estructura mental humana básica o un sustrato orgánico.

     La ética como término histórico ha gozado de varios significados, estudiarlos puede hacerse confuso, pues en las postrimerías su significado diverge mucho del actual. La ética o el ser éticos no es ser el bueno y bondadoso ser que se preocupa por los demás en detrimento de su propio bienestar; lejos de ello, ser ético es dirigir su moral en pro de lineamientos universales e individuales, influenciados a su vez por la cultura y la sociedad, que llegan a producir consecuencias benéficas al individuo, a la sociedad a la que pertenece y al entorno en el que se desenvuelve. La ética ya ha dejado de preocuparse solamente por el que es lo bueno para el hombre, para razonar acerca de que es lo bueno para el mundo y como nosotros podemos adaptarnos de manera armónica a él.

     Por lo anterior discrepo profundamente con Doyal y Gough cuando afirman que uno de los principios planteados por Nussbaum, cito: “Otras especies. Ser capaces de vivir interesados y en relación con los animales, las plantas y el mundo de la naturaleza.” No es consistente ni importante en el establecimiento de principios universales y que da pie al relativismo, que tanto quieren evitar. Considero, la ética contemporánea debe extender sus horizontes de búsqueda no solo al interior del ser humano o al estudio social, sino también al de la relación con la naturaleza que lo rodea y las demás especies que son fundamentales para su supervivencia, en una relación simbiótica que no es nueva y da la cuales tenemos innumerables ejemplos en las culturas de oriente y en nuestras propias culturas indígenas. Así como Adolfo Sánchez en su libro (Ética) afirma que la ética debe ser una ciencia separada de todas la demás y en especial de la madre filosofía, así mismo debe dársele un enfoque más profundo que si bien está lejos de terminar con la subjetividad que la rodea, podría conducir al ser humano a un punto más cercano de auto entendimiento. 


Santiago Suárez Ramírez 
Médico General
Estudiante Filosofía UNAD

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